lunes, noviembre 19, 2012

Ya no hay salida.

Locura encerrada en tu circunferente cabeza,
que retumba y te apabulla,
que no te consuela ni se escabulle,
locura fugaz o eterna, melancólica, imaginaria.

Caminas con ojos negros, con semblante lerdo,
te rodeas de viejas quimeras, de antiguas enseñanzas,
creas verdades para ideas ajenas,
mientras el sistema al que ignoras, con fuerza te consume.

¿Para que miras al "iluminado"?
¿Por que confundes "verdades" con conceptos?
¿Cual es la idea de tanta palabrería?
¿Como mides tu vida, tus ideales, tus "ganancias"?

Vivir, morir ¿Que simple no?
Comer, cagar ¿Que perfecto no?
Amar, olvidar ¿Que complemento no?
Oído ocular, tacto vocal, olfato sensorial.

No sacaras nada siguiendo a "Señores" invisibles,
de conceptos intangibles, castigadores,
que solo buscan tus "culpas", para que
canceles con "plegarias" con "fe", si, invisibles todas.

Ya no hay salida, el aislamiento solo es una
pequeña y momentánea ventana. Por que otros
seguirán sufriendo para pagar
la satisfacción abyecta de otros, esos que
no somos nosotros; esos que son servidos
con alimentos de nosotros, divertidos
con bufones que somos nosotros, emocionados
con el arte realizado por nosotros, falsamente
conmocionados por las matanzas entre nosotros.
Ya no hay salida, ni alineaciones planetarias, ni
conciencia; ni venidas, ni llegadas, ya no hay salida.


Retornar

Retornar es recordar, es volver al imaginario de volar en terrenos antiguos, nuevos, con nebulosas y espejismos de brindis ya vividos, es moldear antiguos pasos y dar contorno a otras huellas.
Retornar al lugar que te vio reír  es valorar los recuerdos, los besos ardientes de amores amados, de cariños risueños esperando una caricia, esperando que vuelvan las manos temblorosas, las palmas sudorosas y la piel tibia.
Retornar es no olvidar, no olvidar que somos sentimiento, que en el pensamiento no existe el olvido y que el olvido no es escudo de señores amantes, por que quien fue amada, es un tesoro enterrado, un tesoro que no olvida que fue amada, con la misma intensidad con la que ella amó.
Retornar al espacio y al tiempo sin miedo a perder, es tener la certeza de que no existe ni tiempo ni espacio, ni mapas ni relojes y que lo inconcluso nunca lo estará definitivamente si en la conexión inmensa del querer, existe la capacidad absoluta de comprender, recordar y retornar.