jueves, mayo 29, 2014

Juegos

El juego de la soledad, no requiere fichas,
ni sorteos, no requiere compras ni ventas,
la soledad busca tu encuentro, no eres tu,
ni soy yo, la soledad no es solida, ni liquida,
menos plasmatica, pero es mi soledad, cubierta de
compañía, soledad no es abismo, soledad es creencia
de sobrevivir en uno mismo, con uno mismo, siendo siempre uno mismo.

El juego de la verdad es mas parecida a una ruleta,
numeros tras fondos rojos y negros, una bolilla
buscando el final, y el oyente jugador esperando que su verdad
sea elegida por la suerte, elegida para el regocijo, elegida
para no llorar la perdida, para que las fichas hayan sido
bien puestas, la verdad no es unica, son varias, y esperan por el apostador,
para liquidar su apuesta y doblar su tranquilidad.

El juego del amor, al parecer es una guerra,
que por ser guerra, se desarrolla en pequeñas grandes batallas,
unas bien duras, unas mas que otras,
y ni el cuerpo, ni la mente resisten por siempre esas batallas;
por mi lado, y sin caer en la cobardia,
prefiero ir a la trinchera de la desolacion,
y no tener que explicarme en el futuro, el por que me deje acribillar.

lunes, mayo 05, 2014

De la Cima

Des montagnes colossales migrent vers tes frontières, en clôturant et en protégeant tu une faiblesse si masquée, moi utopiste regarde depuis le sommet, en espérant être le gardien de personnalité si dispersée.

Colosales montañas migran hacia tus fronteras, 
cercando y protegiendo tu tan enmascarada debilidad,
yo iluso miro desde la cima,
esperando ser el guardián de tan
dispersa personalidad.

Ellos

Entre sabanas de nylon se sacuden los dos,
cobijando lo irresuelto, lo indómito y lo impago.
entre la pequeña ventana y la puerta dispareja,
bailan la locura y la naturalidad, de frente y de espalda,
sin miedo, ni tiempo, ni trampas, ni espadas.

Ella, singular y verdadera, grande en su pequeñez,
de caminar rápido, de pasos en falso
y de futuros aciertos, de calma y prisa,
de prosa angustiosa, de risa sublime
de nacimiento y precioso crecimiento.

Él, la recorre sin cerrojo, la reconoce,
le habla, la espera, la explora con un ojo
y con el otro la observa, la quiere, le entrega,
le habla de locuras y sin sabores, le muestra
lo obtuso y lo que no cambiara jamás, la odiosidad.

Ella, lo quiere, le entrega cada rincón de su piel,
para que las palmas de él no se censuren y con
gloria de atardecer arrebolado y de rojo intenso
busquen hasta el ultimo espacio sincero de su piel,
le habla de futuros cercanos, de certeros deseos.

Él, se cuestiona la vida, el todo, se preocupa del fin,
de no tener certeza de las cosas reales, de la irrealidad,
le complica la sucesión de hechos, los que terminan figurando
como su historia personal. Sus huellas son profundas algunas,
apenas perceptibles otras. Ni genio ni loco, irresuelto.

Entre amores invisibles y tortuosos, ambos han caminado,
ahora por las calles se les ve bailoteando sobre tumbas
pasadas, engreídas y alocadas, suicidas y gloriosas,
bajo los últimos días de una primavera extraña,
con el inmenso sol de un verano sureño, y abrazando un frío otoñal que ya comienza a arder.